El calendario no era como lo conocemos hoy en día sino que tenía solo 10 meses de 36 días cada uno más 5 días que se añadían al finalizar el año para celebrar las fiestas. El año tampoco comenzaba en enero como ahora, este comenzaba el mes de marzo de manera que septiembre era el “séptimo” mes, octubre el “octavo”, noviembre el “noveno” y diciembre el “décimo”. De ahí sus nombres.
Sin embargo en tiempos de Julio César se llevó a cabo una reforma en el calendario de manera que pasó a tener 12 meses de 30 o 31 días cada uno, incorporando al final del año dos meses más: enero y febrero. Así los meses impares tendrían 31 días (marzo, mayo, julio, septiembre, noviembre y enero) y los pares tendrían 30 (abril, junio, agosto, octubre y diciembre). febrero, que era el último mes, se quedaría solo con 29 días para obtener los 365 días que tiene el año.
Dicen que fue "culpa" de Octavio Augusto. Según cuentan los historiadores, en el año 23 a.C., decidió que el mes de Sextil del calendario juliano, se llamase Augustus (agosto). Lo que se rumorea que sucedió porque su antecesor, Julio César, puso su nombre al mes de Quintil, que pasó a llamarse Július (julio). Y para no ser menos, las malas lenguas hablan de que Augustus, viendo que el mes de Julio César tenía un día más que el suyo, le añadió un día a agosto el cual sustrajo a febrero.