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UNA APARICION LUMINOSA EN LOS CERROS

LAS BRUJAS - BOLAS DE FUEGO ENTRE LOS CERROS HACEN SU APARICION MISTERIOSAMENTE

Eustaquio _Viví dentro de una familia a la cual no le agradaba hablar de relatos de fantasmas, espantos o ese tipo de cosas, pues tenían la idea que era dejarle la puerta abierta de nuestra mente a los demonios, así que por obvias razones el tema de las leyendas era prohibido en la casa y toda conversación que tuviera que ver con eso, seguro le teníamos que dar la vuelta, por lo menos si estaba mi padre o madre cerca.

La localidad de Cecilio Terán o mejor conocido como Balastrera es un lugar poco habitado, está algo alejado de la civilización, rodeado de cerros, calles empedradas y casi no hay alumbrado, así es como lo recuerdo, la vida de campo es un poco dura, mi familia se dedicó a la siembra de fresa, maíz, jitomate, teníamos muchos árboles frutales. No solamente se trabaja de dia, por las noches se hacía faena por lo regular eran los hombres los que se encargaban de esas funciones, se turnaban dentro de la familia, era un poco pesado, a veces se regaba la siembra, cuidar los invernaderos, así que el estar de noche y en soledad absoluta en medio de árboles y terrenos baldíos era algo normal. En algunas ocasiones muy raras llegue a acompañar a mi papá, él dice que jamás habia sucedido nada extraño, solo el sonido de los grillos, ruido de los camiones que pasaban a lo lejos, las copas de los árboles que se movían con el viento y las sombras que se formaban mientras pasaba con la linterna en el camino, siempre dijo que era mejor preocuparse de lo vivo que de lo que no sabíamos si existía, porque vaya que tenías que estar con los ojos bien abiertos, por los bichos, animales ponzoñosos, cualquier animalejo, pero lo que menos querías encontrar en tu camino era una  víbora, mi vecina, no seas mal pensado, ella tenía un perro muy bravo que seguido correteaba a cualquiera que pasaba por su casa, asi que tenias que llevar tus piedras en la bolsa por si las dudas.

Cada vez que salíamos a los invernaderos la verdad a mi si me daba miedo a… bueno realmente jamás supe a que le tenía miedo hasta esos momentos, pero yo sentía que algo me seguía muy de cerca y escuchaba aleteos mi papá decía que eran pájaros, y siempre me imagine que seria un ave enorme porque se escuchaba muy fuerte, por eso ni de broma me le despegaba, una vez llegando al invernadero nos poniamos a regar o a hacer una ronda de vigilancia en el lugar, bueno yo la verdad no hacia mucho trabajo tenía 12 años solo era la chinche de mi papá, cuando terminaba de trabajar nos instalamos en un pequeño cuarto de madera donde podíamos resguardarnos del frío o la lluvia y había unos catres donde recostarte, a mi casi siempre me ganaba el sueño pero mi papá tenía que seguir con las rondas y me dejaba encerrado durmiendo, pero entre mis sueños escuchaba a un pájaro rasguñando las láminas, lo raro era que al despertar a veces amanecía con muchos moretones en los brazos y en las piernas, siempre pensaron que era algún tipo de reacción a la picadura de mosquitos.

La última noche que acompañé a mi padre, nos acompañó mi tío pero aunque debería de sentirme más tranquilo porque era uno más, parecía todo lo contrario, aunque agradezco mucho que haya estado en esos momentos porque de no ser así tal vez no podría contar esta historia. Trataba de no pensar en mi miedo, pero en medio del camino, empezamos a escuchar los aleteos y esta vez mi papá estaba dudando de que proviniera de un simple pajarraco, nos quedamos un momento parados en medio de la nada y de momento las copas de los árboles se sacudieron como si una mano los estuviera moviendo, los aleteos se hacían más fuertes pero de inmediato mi tío se quitó una cruz que llevaba en el cuello y empezó a rezar, algo salió volando de enmedio de los árboles dirigido hacia el cerro, vimos 3 bolas de fuego flotando y saltando de un lado a otro, muertos de miedo regresamos corriendo a la casa, no nos dimos cuenta cómo llegamos ni siquiera pudimos dormir y se prestó para poder hablar con mi papá de lo ocurrido, no lo podía creer toda su lógica, no tenía lugar en el tema y prestó atención a mi tío, que sonaba a locura, pero en eso momento ¿Qué no era una locura?.

Dijo que lo que habíamos visto eran brujas, y que tenía mucha suerte de estar aún en casa gracias a que me bautizaron, pero aún así no dejaba de ser buena fuente de vida, todas las que eran madres en el pueblo que tenían bebés de escasos meses eran las más preocupadas, porque buscaban siempre la sangre más fresca como la de sus pequeños, en especial, aquellos que no estaban bautizados. Por eso para defenderse de las brujas, protegían a sus críos con tijeras en forma de cruz, listones, figuras religiosas y agua bendita. También nos dijo que estas horribles mujeres hacen tratos con demonios, es por eso que se transforman de forma aterrorizante con alas y patas como de guajolote, se transportan en forma de bolas de fuego, prestan su cuerpo para hacer a los demonios a la vida humana a cambio de una larga vida gozando de belleza y juventud, cuando hacen sus aquelarres danzan rindiendo culto y no pueden morir hasta que no consigan otra mujer para dejarles el cargo. No sé hasta qué punto sea verdad lo que nos dijo mi tío, pero de lo que sí estoy muy seguro es de que yo vi esas bolas de fuego flotando, es el dia que no encuentro otra explicación para ello.

Hasta ahorita siguen rumores de la existencia de brujas en la región, en los poblados donde existe mucha vegetación y poco habitados, los cerros son sitios perfectos para poder hacer sus reuniones, muchos dicen que han visto a lo lejos estas bolas de fuego. Pero no pierden oportunidad para visitar casas donde haya niños o bebés y no es de extrañarse que una mujer embarazada escuche por la noche el sacudir de unas alas enormes, porque una bruja está al acecho del bebé que lleva en el vientre, y que por lo mismo algunas hasta han tenido abortos.

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